viernes, 20 de noviembre de 2015

No renunciemos a pensar frente al horror.

Toda la panoplia de posturas posibles se ha expresado en unas horas. Conviene detenerse en cada una de ellas. La primera se contenta con denunciar al Daesh y exigir esta denuncia de manera apremiante a nuestros conciudadanos musulmanes reales o supuestos. Una gran parte de los habitantes de nuestro país, incluidas las poblaciones surgidas de la inmigración, ya han denunciado el proyecto político del Daesh y los actos que se desprenden de él.
Hay que estar verdaderamente aislado de nuestros conciudadanos musulmanes reales o supuestos para dudar de ello. Estos ciudadanos franceses o extranjeros que viven en Francia son los primeros en padecer esta instrumentalización de su fe para fines políticos, reaccionarios y asesinos. «¿Qué va a pasar todavía?» es la reacción más frecuente que sigue a la emoción frente a estos asesinatos, conscientes como son de la instrumentalización de la emoción para unos fines islamófobos que no faltarán. No se trata de una paranoia, sino de la experiencia aprendida del pasado y en particular de los atentados de principios de este año. En este contexto las conminaciones a la denuncia se perciben como una sospecha de complicidad o de aprobación. Una vez más lo que se siente es una acusación de ilegitimidad de presencia en casa. Esto es lo que decía Rokhaya Diallo* en un programa de radio tras los atentados de enero:
«Cuando oigo decir que se conmina a los musulmanes a desmarcarse de un acto que no tienen nada de humano, sí, efectivamente, me siento aludida. Tengo la sensación de que se pone a toda mi familia y a todos mis amigos en el banquillo de los acusados. ¿Osa usted decirme, aquí, que soy solidaria? ¿Necesita verdaderamente que lo verbalice? Así pues, yo soy la única persona en esta mesa que tiene que decir que no tengo nada que ver con esto (1).»




Lo puedes leer completo en  No renunciemos a pensar frente al horror.


http://s2.reutersmedia.net/resources/r/?m=02&d=20151119&t=2&i=1096225008&w=644&fh=&fw=&ll=&pl=&sq=&r=LYNXNPEBAI0XC
Residentes de Molenbeek, Bruselas, registradas en la entrada a un acto por las víctimas de París.




 

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